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dilluns, 8 de febrer del 2010

Tanquem Tailàndia del nord

Las últimas 36 horas han pasado de forma lenta, pero los acontecimientos se han sucedido a una velocidad de vértigo entre ellos, parece que hace mucho, mucho tiempo que sacrificábamos la ascensión al wat Plai Doi en Mae Hong Son para volver en avión a Chiang Mai. Han pasado 36 horas, y ya estamos de vuelta a Bangkok en el tren expreso nocturno, cuando nos despertemos estaremos en la capital de Tailandia, y habremos cerrado el norte del país.


Mireia entraba a la ducha a las 9:15 de la mañana, a las 9:45 decidíamos que valía la pena ir al aeropuerto para mirar si había algún billete para volver a Chiang Mai, pues no teníamos ganas de repetir la experiencia. El billete de avión costaba 30€ y te ahorrabas más de 5 horas de viaje y las 1864 curbas.

Y así fue a las 10:30 llegabamos al aeropuerto y a las 11:15 salíamos hacía Chiang Mai. Todo un record!

Una vez aterrizados en la oficiosa capital del norte, un taxi nos llevó al wat U Mong, un templo situado a las afueras de la ciudad, como si estuviera en el bosque, pero sin estarlo. Valió la pena acercarse, principalmente por el hecho que al ser domingo vimos una cantidad de lugareños mezclando el hacer de dominguero con la religión. Iban en familia con comida de casa a rezar al templo y pasar el día así. A parte de eso también vimos una ‘investidura’ de nuevos monjes. Y especialmente curiosos son los túneles que hay debajo de la chedi del templo, al final de uno de los cuáles vimos a un monje meditando cara a la pared.

Por la tarde-noche, después de habernos reinstalado en la siri-house y haber visto algún templo que otro más, paseamos (y compramos, no sabría decir que cosa hicimos más) por el Sunday walking street, otro mercado inmenso. Allí nos volvimos a encontrar con Wendy y Antonio, nos tomamos algo y a dormir!

Esta mañana, tras rehacer las maletas salíamos hacia el wat Doi Suthep, en lo alto de un monte que domina la ciudad. Enseguida hemos encontrado un sorngtaaous o taxi comunitarop (que hemos compartido con una pareja de americanos) hacia el templo en cuestión. Una excursión muy ‘japa’, ir hacia las afueras a un templo o algo parecido, donde te lo tienen todo montado, hasta por donde tienes que ir caminando, como el caminito del IKEA vamos.

Y poca cosa más, hemos vuelto, comido, recogido el equipaje, despedido de Jimmy, el propietario de la Siri guest house, con las típicas mentirijillas de volveremos por aquí…

Y en un tuk-tuk (madre mía, no había montado nunca en ninguno y en 4 días no he hecho más que pasearme en ellos) nos hemos despedido de chiang mai.

Cerramos el norte de Tailandia, nos espera el sur, ko Phi-Phi, con sus arenas blancas y agua azul turquesa, ¡qué penaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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